Limitaciones que abren puertas

Las iniciativas que optan por limitar el depósito incorrecto de residuos en el contenedor resto ofrecen buenos resultados

Si lo que debemos depositar en el contenedor resto es la mínima expresión de residuos ¿para qué necesitamos un acceso tan amplio?

 En Navarra, cada persona generamos una media de 1,19 kilogramos de residuos al día, o 436 kilos al año por persona, según datos del Gobierno de Navarra de 2018. De esta cantidad, 235 kilos por persona, el 54%, se eliminó en vertedero. Nuestra huella imborrable en el planeta.

 Teniendo en cuenta esta información, es fácil de entender por qué la tendencia en la gestión de los residuos sigue el camino de hacer más pequeña la boca del contenedor de fracción resto, el de los «no reciclables» que, sin embargo, hasta la fecha ofrece la mayor capacidad de depósito. En gran medida, este contenedor se ha convertido en el lugar donde echar “de todo”, y así, encontramos que el 85% de los residuos se han depositado incorrectamente y son residuos valorizables, es decir, recursos tirados a la basura. Tan solo un 15% sería la cantidad real de residuo resto.

 En concreto, el 50% de su contenido es materia orgánica, mientras que el 35% lo componen, además, envases (metal, brik, plástico, vidrio), papel y cartón, madera, RAEEs, textiles, etc. Para todos ellos existen contenedores y puntos específicos que permiten convertirlos en recursos.

 La Ley Foral 14/2018 de Residuos y su Fiscalidad aprobó fijar un canon para gravar los residuos que terminan en el vertedero, con el objetivo de desincentivar el vertido y cumplir con los objetivos del Plan de Residuos de Navarra 2017-2027, que propone reducir a la mitad los residuos eliminados en el vertedero y que ningún residuo valorizable se deposite en el vertedero.

Con ese mismo objetivo, diferentes mancomunidades de Navarra están ensayando para dificultar ese depósito incorrecto de los residuos, limitando la entrada del contenedor resto. La Mancomunidad de Residuos Bortziriak fue pionera en implantar medidas correctivas, con la instalación en el año 2016 de una nueva tapa con boca más pequeña en las localidades de Etxalar, Igantzi y Arantza, y el objetivo de continuar en el resto de localidades.

Los resultados obtenidos han llevado a otras entidades a implementar la misma medida, como es el caso de la Mancomunidad de Valdizarbe, donde la sustitución de tapas se llevó a cabo en 2018, acompañado de un trabajo a pie de calle para difundir la correcta separación de residuos. En los seis primeros meses de 2019, los resultados son optimistas: la recogida de materia orgánica ha subido un 40% mientras que la de envases ha aumentado un 22% y en la fracción resto se ha recolectado un 16% menos.

Cabe destacar que precisamente Bortziriak y Valdizarbe, son las mancomunidades que más han destacado en valorización de residuos en 2018 entre las que cuentan con el mismo modelo de recogida selectiva, con tasas del 62% y 59% respectivamente (por detrás de Sakana con modelo PaP con el 63%)

 Por su parte, la Mancomunidad de la Comarca de Pamplona, con el objetivo de aumentar la recogida separada de la materia orgánica, ha realizado una prueba piloto en Azpilagaña y Nuevo Artica, que también ha incidido en el contenedor para la fracción resto. Éste ha pasado a tener tapa e identificación de color gris y apertura mediante tarjeta electrónica asociada a cada domicilio, igual que el de materia orgánica. 

 Las Mancomunidades de Malerreka, Montejurra o la Ribera Alta ya están estudiando las fórmulas para adaptar la recogida al nuevo diseño de los contenedores resto… el camino se obstaculiza para quien no separa y allana la senda para el cuidado del medio ambiente.